[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.Les dije eso y mucho más, en su propio lenguaje, haciéndoselo ver tan claramente como usted mismo podría hacérselo ver a otro terrestre.Lo hice vivir ante sus ojos.—Le creo.—Kiku tamborileó con los dedos sobre la mesa—.¿Puede sugerirme algo?—Un momento —intervino Greenberg—.¿Tiene una fotografía de un hroshii típico? Tal vez podría ayudarnos.—«Hroshiu» —le corrigió Ftaeml—.O mejor, en este caso, «hroshia».Lo siento.No utilizan la simbología de la imagen.Desgraciadamente, yo no estoy equipado para sacar una fotografía.—¿Es una raza sin ojos?—No, excelencia.Su vista es muy buena, agudísima.Pero sus ojos y sus sistemas nerviosos son algo diferentes a los suyos.Lo que ellos entienden por «imagen» para ustedes no tendría el menor significado.Incluso para mí resulta difícil, y eso que es de todos admitido que mi raza es la más sutil en la interpretación de las abstracciones simbólicas.Sí un rargiliano.Se interrumpió, mostrándose satisfecho de sí mismo.—Bien., pues descríbanos uno.Utilice su talento semántico, justamente famoso.—Con mucho gusto.Los hroshii que tripulan esta nave son todos del mismo tamaño, pues pertenecen a la clase militar.Kiku le interrumpió:—¿La clase militar? ¿Es que es una nave de guerra, doctor? Usted no me lo dijo.Ftaeml parecía apenado.—Consideré que era un hecho a la vez evidente y desagradable.—Sí, eso creo.Kiku se preguntó si debía advertir al Estado Mayor de la Federación.Aún no era el momento, decidió.Sentía gran repugnancia ante la intromisión del elemento militar en las negociaciones, pues creía que una demostración de fuerza no sólo era admitir el fracaso por parte de los diplomáticos, sino que impedía también toda ulterior posibilidad de acuerdo pacífico.Este parecer era perfectamente racional, pero en él seguía siendo una emoción.—Prosiga, por favor.—Los individuos de la clase militar son de tres sexos; las diferencias que hay entre ellos no son muy aparentes a primera vista y no tienen por qué preocuparnos.Mis compañeros de viaje y anfitriones son tal vez unos quince centímetros más altos que esta mesa, y su longitud es vez y media la estatura de ustedes.Tienen cuatro pares de patas y dos brazos.Sus manos son pequeñas y suaves y extremadamente diestras.En mi opinión, son desusadamente hermosos y en ellos la forma sirve a la función con rara gracia.Son notablemente hábiles manejando máquinas, instrumentos y haciendo toda clase de delicadas manipulaciones.Greenberg se tranquilizó un poco mientras Ftaeml hablaba.A pesar de todo, se hallaba dominado por la acuciante impresión de que aquella criatura llamada Lummox podía pertenecer a los hroshii.Con todo, comprendía que esa idea sólo había surgido de una casual igualdad en el número de patas.¡Como si un avestruz tuviese que ser un hombre porque también es bípedo! Deseaba clasificar a Lummox en una categoría determinada, y no cejaría en su empeño hasta lograrlo; pero aquella categoría no le correspondía.El doctor Ftaeml continuaba:—.pero la característica principal de los hroshii, no explicada por estos simples hechos de tamaño, forma, estructura corporal yfunción mecánica, es una abrumadora impresión de gran poder mental.Tan abrumadora, en realidad —el medusoide soltó una risita de embarazo— que casi me sentí persuadido de renunciar a mis honorarios profesionales y considerar este servicio como un privilegio.Greenberg se sintió muy impresionado.Aquellos hroshii realmente debían de tener algo especial; los rargilianos, a pesar de ser unos agentes honrados, dejarían morir de sed a un hombre antes que comunicarle la palabra local para obtener agua, si no les pagaban al contado.Su actitud mercenaria poseía la cualidad de la devoción.—Lo único —añadió Ftaeml— que me salvó de cometer ese exceso fue saber que por lo menos en una cosa yo era mejor que ellos.No son lingüistas.A pesar de que su propia lengua es rica y poderosa, es el único idioma que son capaces de aprender bien.Incluso tienen menos aptitudes lingüísticas que vuestra propia raza.—Ftaeml extendió sus grotescas manos en un gesto puramente francés (o una perfecta y estudiada imitación de él) y añadió—: De modo que mantuve mi propia estima y les cobré el doble.Dejó de hablar.Kiku se quedó mirando sombríamente a la mesa y Greenberg se limitó a esperar.Finalmente, Kiku dijo:—¿Qué sugiere?—Mi apreciado amigo, sólo hay un partido que tomar.La hroshia que buscan tiene que serles entregada.—Pero nosotros no la tenemos.Ftaeml simuló un suspiro humano.—Es verdaderamente lamentable [ Pobierz całość w formacie PDF ]
|
Odnośniki
|